Casa prefabricada vs casa tradicional: ¿qué conviene más en un terreno?

Elegir entre una casa prefabricada o una tradicional es una decisión más compleja de lo que parece al principio. En los últimos años, las prefabricadas se han popularizado: se montan rápido, cuestan menos y su impacto ambiental es menor.

Pero, por otro lado, las viviendas de construcción tradicional siguen teniendo esa solidez y durabilidad que dan cierta tranquilidad.

Al final, todo depende del tipo de terreno, del presupuesto y, sobre todo, de cómo imagina uno su casa: si la quiere lista pronto o si prefiere esperar un poco más a cambio de algo más personal.

¿Qué diferencia a una casa prefabricada de una tradicional?

La diferencia está en el proceso, más que en el resultado. Una casa prefabricada se fabrica por módulos en un taller y luego se monta en el terreno, casi como si fuera un juego de piezas. La tradicional se levanta directamente sobre el suelo, paso a paso, desde los cimientos hasta el último detalle.

La prefabricada gana en rapidez y control de costes. La tradicional, en flexibilidad, personalización y en esa sensación de “para toda la vida”.

Cada sistema tiene su público. Hay quien valora poder mudarse en unos meses y quien prefiere ver la obra crecer poco a poco, a su ritmo.

Coste de cada tipo de construcción

Precio aproximado y materiales utilizados

El precio es, sin duda, uno de los grandes factores. Una casa prefabricada puede costar entre 900 y 1.400 euros por metro cuadrado. En cambio, una tradicional suele partir de los 1.200 euros y puede superar fácilmente los 2.000 euros, según materiales y acabados.

Las prefabricadas suelen estar hechas con madera, acero o paneles de hormigón ligero. Son más eficientes térmicamente, aunque algo menos aislantes en lo acústico. Las tradicionales, con muros gruesos y materiales más pesados, ofrecen más inercia térmica y una sensación de robustez que sigue siendo difícil de igualar.

Gastos adicionales y mantenimiento a largo plazo

Luego están los gastos ocultos: licencias, cimentación, acometidas, transporte… En las prefabricadas muchos de ellos vienen incluidos en el precio final. En las tradicionales, todo se contrata por separado, lo que permite elegir más, pero también eleva el presupuesto.

A largo plazo, las tradicionales requieren menos mantenimiento estructural, aunque las prefabricadas modernas están cerrando esa brecha con materiales más duraderos.

Tiempos de ejecución y plazos de entrega

Rapidez en la instalación de una casa prefabricada

Aquí no hay debate: la prefabricada gana. Mientras se prepara el terreno, la vivienda se fabrica en paralelo. En cuanto está lista, se traslada al solar y se monta en cuestión de semanas. En tres o cuatro meses puedes tener una casa terminada.

Duración media de una obra tradicional

En una casa tradicional los tiempos son otros. La obra suele durar entre 10 y 18 meses. Se avanza por fases: excavación, estructura, instalaciones, cerramientos… y, por supuesto, los imprevistos están a la orden del día.

El lado bueno es que el proceso permite un control total sobre los materiales y los detalles, y eso se nota en el resultado final.

Requisitos urbanísticos y normativos

Permisos necesarios para instalar una casa prefabricada

Aunque se fabriquen fuera del terreno, las casas prefabricadas no se libran de la burocracia. También necesitan licencia municipal, proyecto técnico y visado de obra.

El terreno debe ser edificable, eso sí. En este artículo de Aliseda puedes ver cómo comprobarlo paso a paso: Cómo saber si un terreno es edificable.

Licencias y trámites de construcción tradicional

Las viviendas tradicionales implican más papeleo: proyecto visado, dirección de obra, coordinación de seguridad, licencias… y al final, el certificado final de obra.

Todo ese proceso lleva tiempo, pero también garantiza un control técnico y legal más exhaustivo.

Más información aquí: Requisitos para construir una casa en un terreno propio.

Influencia del suelo en la viabilidad del proyecto

El terreno lo condiciona todo. Si tiene pendiente o el suelo no es estable, habrá que reforzar la cimentación, lo que encarece tanto una prefabricada como una tradicional.

Por eso conviene hacer siempre un estudio geotécnico antes de empezar, para saber a qué atenerse.

Ventajas e inconvenientes

Flexibilidad de diseño y escalabilidad

Las casas prefabricadas han dejado atrás la imagen de “bloques iguales”. Hoy se pueden personalizar bastante, aunque siguen teniendo algunas limitaciones técnicas. Su punto fuerte es que son modulares: se puede empezar con una base y ampliarla más adelante.

Las tradicionales permiten libertad total. Si hay tiempo, presupuesto y ganas, el diseño puede ser completamente a medida, sin restricciones.

Costes de ejecución

Las prefabricadas suelen tener un precio cerrado y previsible, lo que evita sustos. Las tradicionales, en cambio, pueden dispararse por imprevistos, aunque también ofrecen más control sobre los acabados y la calidad.

La inversión inicial de una casa tradicional suele ser más alta, pero su vida útil también lo es.

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