En nuestro día a día, es probable que estemos concienciados con el consumo que hacemos de la energía: encendemos las luces, hacemos funcionar los electrodomésticos y utilizamos nuestros dispositivos electrónicos con más o menos responsabilidad. Pero, hay un tipo de consumo del que muchas veces no nos damos cuenta y que a final de mes se nota en nuestros bolsillos. Se trata del llamado "consumo fantasma de energía” y es aquí cuando no todo el mundo es consciente de lo que está gastando.
¿Qué es el consumo fantasma de energía?
El consumo fantasma de energía se refiere al uso de electricidad por parte de los aparatos eléctricos o electrónicos cuando no están en uso. ¿Cómo es posible? Esto es así porque incluso cuando apagamos nuestros dispositivos, si siguen enchufados a la corriente eléctrica, pueden seguir consumiendo energía. Es lo que se conoce popularmente como estar en "modo espera" o "stand-by".
¿Por qué ocurre?
Las causantes de este consumo son las fuentes de alimentación de los aparatos. Estos dispositivos, que se encuentran en la mayoría de los electrodomésticos y dispositivos electrónicos, transforman la corriente alterna en continua y ajustan la intensidad y la tensión según las necesidades de cada aparato. Sin embargo, incluso cuando el dispositivo está apagado, estas fuentes de alimentación continúan consumiendo electricidad. La potencia de este consumo puede variar, desde medio vatio hasta más de 20.
Además, hay otros motivos por los que algunos dispositivos consumen energía en modo de espera, como alimentar sistemas de encendido rápido, mantener dispositivos totalmente cargados que poseen baterías o alimentar sistemas de control remoto.
¿Cuánto nos cuesta?
Aquí viene la parte que más nos duele. Con los precios de la electricidad, aproximadamente 1 vatio de consumo fantasma se traduce en unos 1,5 € al año. ¿Suena poco? Piénsalo de esta manera: una inocente cafetera enchufada en la cocina puede significar unos 9 € anuales de gasto inútil. Y un ordenador de sobremesa podría llegar a costarte unos 30 € al año.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que según el Proyecto SPAHOUSEC, un trabajo de estudio en el que se han hecho encuestas telefónicas y presenciales y mediciones “in situ” de los consumos eléctricos de 600 hogares, el gasto medio de energía en un hogar español es de 10.500 Kwh anuales. Pues bien, el propio informe recoge que el 9,1% del consumo de energía de los electrodomésticos se produce cuando están en modo “stand-by”.
Solo con esta cifra, podemos hacernos una idea de la cantidad de energía que se nos escapa con el denominado “consumo fantasma” y, por tanto, tomar consciencia de la importancia de ejecutar medidas para reducirlo.
¿Cómo podemos evitarlo?
La buena noticia es que la solución es bastante simple: desconectar los dispositivos de la corriente cuando no estén en uso. Esto puede hacerse directamente desenchufando el aparato o, aún mejor, utilizando una regleta con interruptor que pueda mantenerse apagada cuando no necesitamos usar los dispositivos conectados a ella.
Además, al comprar nuevos dispositivos, es importante tener en cuenta su consumo fantasma. La directiva europea sobre ecodiseño establece un límite de 1 vatio para el consumo fantasma de los aparatos, por lo que es recomendable elegir dispositivos que cumplan con esta normativa para minimizar el consumo innecesario de energía.
El consumo fantasma puede ser invisible, pero su impacto en nuestras facturas de electricidad no lo es. Con un poco de conciencia y algunos cambios simples en nuestros hábitos, podemos reducirlo significativamente y ahorrar tanto energía como dinero. Así que la próxima vez que termines de usar un dispositivo, no te olvides de apagarlo por completo. Seguro que tu bolsillo (y el planeta) te lo agradecerán.
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